Cuando hablamos de sostenibilidad, inmediatamente pensamos en el futuro del planeta, en cómo las empresas pueden aportar su grano de arena para construir un mundo mejor. Pero, ¿cómo podemos asegurarnos de que estas buenas prácticas y sus impactos sean entendidos globalmente? Aquí entra en juego la traducción de los informes de sostenibilidad, especialmente aquellos regidos por los Estándares de la «Global Reporting Initiative» (GRI).
Como en cualquier traducción, y especialmente en la traducción financiera, la precisión no es solo un reto; es una necesidad. Por eso, vamos a intentar explicarte qué son y qué problemas podemos encontrarnos a la hora de traducir este tipo de informes.
¿Empezamos?
¿Qué son y para qué sirven los Estándares GRI?
Los Estándares GRI se han convertido en la brújula para las organizaciones que buscan presentar su desempeño medioambiental, social y de gobernanza corporativa (criterios ESG) de manera clara y comparable. Estos no solo ofrecen un marco para comunicar impactos de manera transparente, sino que también establecen una forma de dialogar sobre el progreso sostenible con las partes interesadas a nivel mundial. Su traducción, por lo tanto, debe ser meticulosa, asegurando que el mensaje no solo se transmita, sino que resuene en diferentes culturas e idiomas.
Desafíos lingüísticos en la traducción de los GRI
La traducción de estos informes supone varios retos. Términos como «sostenibilidad» o «responsabilidad social corporativa» pueden parecer directos, pero su interpretación varía significativamente entre distintos idiomas y contextos culturales. Además, conceptos técnicos específicos como «huella de carbono» o «gestión de recursos naturales» requieren no solo una traducción literal, sino una comprensión profunda de su significado y aplicación en el contexto del informe.
Un ejemplo palpable de esta complejidad lo encontramos en la traducción de «stakeholder engagement». Este término, central para los informes GRI, refleja la interacción de la empresa con aquellos a quienes impacta su actividad. Sin embargo, encontrar un equivalente en otro idioma que mantenga la riqueza y la especificidad del término original puede ser todo un desafío.
La traducción inadecuada de estos términos no solo puede llevar a malentendidos, sino que también puede afectar la percepción de la empresa ante una audiencia global.
Pongamos el ejemplo del GRI 409: Forced or Compulsory Labor 2016. En este caso, la traducción al castellano podría adoptarse como «trabajos forzosos u obligatorios», «trabajo forzado u obligado» o alguna otra variante más, en singular o en plural. Sin embargo, si consultamos la traducción oficial adoptada por la Global Reporting Initiative, su equivalente en español sería «GRI 409: Trabajo forzoso u obligatorio 2016».
La importancia de respetar las denominaciones oficiales
Una traducción efectiva de los informes GRI requiere el respeto de la redacción y terminología usada en las versiones oficiales publicadas de los propios estándares GRI.
Podéis consultar la traducción oficial al castellano de todos los GRI en su web. También se pueden encontrar traducidos a francés o italiano, por ejemplo. Por esto mismo, resulta siempre imprescindible documentarse bien y consultar las fuentes oficiales de cada normativa.
Del mismo modo, es importante ajustarse a una serie de buenas prácticas básicas tales como:
- Entender los Estándares: antes de iniciar cualquier traducción, es fundamental comprender en profundidad los Estándares GRI, su propósito y cómo se aplican en diferentes contextos.
- Especialización: contar con traductores que no solo dominen los idiomas de trabajo, sino que también tengan conocimientos especializados en sostenibilidad y RSC (Responsabilidad Social Corporativa).
- Consistencia: mantener una terminología consistente a lo largo de todo el informe es clave. Esto a menudo requiere crear un glosario específico del proyecto o trabajar con herramientas de traducción asistida (TAO).
- Internacionalización: más allá de la traducción literal, adaptar redacción y contenido a la audiencia meta, teniendo en cuenta las diferencias culturales y normativas.
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