¿Alguna vez has metido la pata sin saber muy bien en dónde? Pues deja de mirar al suelo, que hoy vamos a hablarte de las expresiones idiomáticas; esas frases curiosas que usamos a diario sin pensar de dónde vienen. En este artículo te contamos qué son estos giros lingüísticos intraducibles al pie de la letra, pero que dan sabor a nuestras conversaciones.
¡Empezamos!
¿Qué son las expresiones idiomáticas?
Las expresiones idiomáticas son combinaciones fijas de palabras con un significado figurado, distinto del literal de sus términos. Es decir, su sentido no se puede deducir palabra por palabra. Por ejemplo, si alguien te toma el pelo, no es que literalmente te esté robando la melena: en realidad significa que se está burlando de ti.
Cada idioma está lleno de estas peculiares construcciones que aprendemos casi sin darnos cuenta, y que hace que los extranjeros se queden a cuadros (otra expresión idiomática) cuando las oyen por primera vez. También se denominan modismos o frases hechas y son parte fundamental del lenguaje coloquial de cualquier cultura.
Orígenes: historia, cultura y mucha imaginación
La mayoría de expresiones idiomáticas no nacen de la nada; detrás de cada una suele haber una historia o referencia cultural. Muchas surgieron de hechos históricos, tradiciones populares o incluso de la literatura. Por ejemplo, la expresión «no dejar títere con cabeza» proviene nada menos que del Quijote de Cervantes. En la célebre novela, Don Quijote literalmente decapita unos títeres durante una obra de teatro, de ahí que hoy digamos «arrasar con todo» usando esa frasecita de marras.
											Otros dichos tienen un origen más socarrón, como «A buenas horas, mangas verdes», que proviene de un cuerpo de policía llamado la Santa Hermandad, creado en tiempos de los Reyes Católicos. Este cuerpo de «élite» era famoso por dos cosas: su reconocible uniforme con mangas de color verde, y su querencia por llegar tarde cuando más se les necesitaba. De ahí que el pueblo empezara a usar la expresión como crítica sarcástica para referirse a alguien que hace algo a destiempo.
Cada idioma carga con siglos de pequeñas historias y chispazos de ingenio en sus modismos, lo que los convierte en verdaderas cápsulas culturales.
¿Por qué nos fascinan tanto?
Los modismos nos fascinan porque son pequeñas obras de arte lingüísticas: nos pintan imágenes mentales divertidas o poéticas, y a veces nos hacen reír por su absurdo.
Para los traductores, estos «idioms» son a la vez un dolor de cabeza y un maravilloso reto. No se pueden traducir palabra por palabra, hay que encontrar un equivalente natural en la otra lengua. Cada idioma tiene su manera única de expresarlo, ¡y ahí está la magia!
Las expresiones idiomáticas nos obligan a ser creativos/as y a conocer a fondo dos culturas para no liarla con la traducción. Y cuando por fin entendemos un modismo o logramos traducirlo bien, ¡qué gustito que nos entra!
Ejemplos curiosos en inglés, francés y alemán
La teoría está muy bien, pero nada como ver las expresiones idiomáticas en acción. A continuación, algunos ejemplos curiosos:
En inglés
- It’s raining cats and dogs: literalmente «están lloviendo gatos y perros». Indica que está lloviendo a cántaros, o sea, llueve muchísimo.
 - Cost an arm and a leg: «costar un brazo y una pierna». Se usa cuando algo es muy caro, parecido a nuestro costar un ojo de la cara.
 - Kick the bucket: «patear el cubo». Forma coloquial y humorística de decir que alguien ha muerto o ha estirado la pata.
 
											En francés
- Jeter un œil: literalmente «tirar un ojo». Significa echar un vistazo rápido.
 - Raconter des salades: «contar ensaladas». Quiere decir mentir descaradamente o inventar historias.
 - Avoir le cafard: «tener la cucaracha». Expresa sentirse deprimido o con el ánimo por los suelos.
 
											En alemán
- Nur Bahnhof verstehen: literalmente «solo entender la estación (de tren)». Significa no entender nada, similar a decir me suena a chino, aunque más políticamente correcta…
 - Das ist mir Wurst: «eso para mí es salchicha». Se usa para indicar que algo te da igual o no te importa.
 - Ich glaub’ mein Schwein pfeift: «creo que mi cerdo silba». Expresión graciosa para mostrar incredulidad o sorpresa ante algo que parece imposible o muy raro.
 
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