El invierno ya está aquí.
No, no hablo de los estragos del cambio climático en el planeta, sino de la esperadísima última temporada de Juego de Tronos (Game of Thrones), que ya es una realidad. Y no ha hecho falta que ningún sabio cuervo de tres ojos aparezca en nuestros sueños para advertirnos de una expectación que no se veía desde el final de Perdidos (Lost) y que en España se puede disfrutar tanto en Movistar+, como en la propia plataforma de HBO.
Si sois seguidores de la serie o habéis devorado los libros en su idioma original, quizás os haya sorprendido encontraros con que en inglés se refieren a los cuervos con dos términos que se utilizan a veces de manera indistinta: raven y crow.
¿Quieres saber en qué se diferencian?
Lo cierto es que, a priori, parece que ni los propios anglosajones lo tienen demasiado claro. Tal es así, que incluso esta terminología baila entre las novelas originales y su versión en la pequeña pantalla, donde el oráculo alado que visita a Bran en sueños pasa de ser un three-eyed crow a un three-eyed raven, respectivamente y sin apenas guiñar ninguno de sus tres ojos.Esta discordancia viene del uso de nombres vernáculos por parte de los anglosajones para la denominación de especies y géneros, en lugar de la nomenclatura binomial en latín habitualmente utilizada en la comunidad científica internacional, donde el primer nombre correspondería al género y el segundo a la especie del animal (Corvus corax en el caso de nuestro cuervo común, por ejemplo).
Si quisiésemos ponernos un poquito puntillosos, podríamos deducir de algunos artículos que, para los ingleses, “crow” hace referencia a toda la familia del género Corvidae, en el que diferencian al cuervo común (Corvus corax) denominado “raven”, de otros miembros del género como son las grajillas, cornejas o urracas. Es decir, que “raven” sería un grupo dentro de la familia “crow”.
A priori, los cuervos comunes que conocemos en España serían, por lo tanto, equivalentes a los “raven” anglosajones, de mayor tamaño y longevidad, plumaje puntiagudo de un color más oscuro y azulado, y canto distintivo. No obstante, a menudo los propios ingleses entremezclan estos términos, metiéndolos a veces en el mismo saco, o considerándolos especies separadas en otras ocasiones.
En definitiva, un lío de mil pares de plumones que, en el caso de Juego de Tronos, se ha resuelto tirando por el camino del medio y convirtiendo en cuervo a cualquier mensajero negro de aciagas noticias, ya viniese surcando los cielos, o a caballo desde El Muro.
Y no es la primera vez que un pájaro pone en aprietos a los más avezados traductores. Sin ir más lejos, la traductora Pilar Ramírez Tello se enfrentó a este complejo dilema cuando tuvo que realizar una auténtica labor de investigación para llegar a la elegante solución de traducir a “sinsajo”, el mitológico “mockingjay” inventado por Suzanne Collins en su saga Los Juegos del Hambre (The Hunger Games).
Podemos concluir, pues, que para traducir correctamente animales y plantas, lo mejor es documentarse sobre el nombre científico de la especie del idioma original en cuestión (en latín) y posteriormente, con ese nombre científico, buscar el equivalente en el idioma meta.
Lo que está claro es que, ya sean cuervos, “ravens” o “crows”, estos mensajeros de mirada inteligente nos van a traer muchísimas sorpresas en una temporada final, cuyo estreno en la madrugada del 14 al 15 de abril ha congregado a millones de fans delante de la pantalla.
¿Te la vas a perder?
Si os habéis quedado con ganas de saber más sobre esta y otras vicisitudes de traducción audiovisual, no dudéis en poneros en contacto con nosotras a través de nuestro formulario. Estaremos encantadas de ayudaros en todo lo que esté en nuestra mano.
¡Saludos!