En el anterior artículo sobre traducción audiovisual definíamos los diferentes tipos que existen y sus principales características. Hoy vamos a “meternos un poco en harina” y hablar sobre esa eterna discusión entre los férreos defensores de la versión original subtitulada y quienes prefieren no tener que leer cuando van al cine.
El cambio progresivo en los hábitos de consumo audiovisual y la enorme oferta de entretenimiento de las diferentes plataformas, han avivado un debate sobre cómo consumir las obras audiovisuales que no deja indiferente a nadie.
¿MEJOR CONTENIDO DOBLADO O SUBTITULADO?
Alfred Hitchcock decía que cuando vemos una película subtitulada nos perdemos el 80% de la información audiovisual.
A esto podemos añadir el hecho de que, a menos que te hayas hecho con uno de esos graciosos peces babel que salían en la Guía del autoestopista galáctico, es improbable que entiendas todos y cada uno de los idiomas en los que se realizan producciones audiovisuales en la actualidad, por lo que resultará complejo seguir la acción teniendo que bajar la vista continuamente a unas líneas de texto en las que se debe comprimir mucha información en un espacio reducido y limitado por la velocidad y capacidad de lectura del espectador.
Por otro lado, según cómo estén escritas dichas líneas y dónde estén situadas, puedes llegar a producir un efecto contraproducente en el diseño de fotografía e iluminación de la película, llegando incluso a entorpecer el visionado.
Es por ello que aún hoy en día es habitual que se sigan consumiendo producciones dobladas al castellano, ya que no requieren un esfuerzo extra para seguir la trama.
Sin embargo, esta tendencia está cambiando rápidamente con la mejora en el nivel de idiomas de las nuevas generaciones (no olvidemos que la inmensa mayoría de la producción audiovisual en lengua no castellana sigue siendo en inglés).
Con la llegada de las nuevas plataformas audiovisuales y las posibilidades técnicas que ofrecen, cada vez estamos más acostumbrados a escuchar las voces originales de los actores y actrices que aparecen en pantalla, y cada vez nos chirría más que Robert De Niro tenga la misma voz que Al Pacino o que todos tengan la voz de MacGyver. Además, el proceso de subtitulación es considerablemente más económico y más rápido que el de doblaje.
Por si esto fuera poco, si conocemos el idioma, visualizar contenidos originales ayuda a mejorar notablemente el vocabulario y la gramática.
ELIJAS LA QUE ELIJAS, LOS TRADUCTORES AUDIOVISUALES GANAN
Como vemos, la elección es harto complicada y obedece más al gusto personal y el nivel que tengamos del idioma de origen, puesto que ambas opciones tienen sus pros y sus contras.
En cualquier caso, lo cierto es que gracias al consumo cada vez mayor de productos audiovisuales (ya sean series, películas, videojuegos o documentales) y al crecimiento exponencial de la oferta promovido en gran parte por las plataformas audiovisuales, el sector de la traducción en España está viviendo un momento dulce y se ha consolidado como una opción laboral a tener en cuenta, si bien es cierto que los férreos acuerdos de confidencialidad, la eclosión del “streaming” o la diversificación del trabajo hacen que no crezca todo lo rápido que sería deseable.
Y tú, ¿prefieres doblaje o subtítulos? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
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