El lingüista, fonólogo y teórico literario ruso Roman Jakobson (1896 – 1982) realizó una inestimable aportación a los estudios de la lengua y la comunicación, a través de más de quinientos libros y un sinfín de monografías, ensayos y artículos. Entre estos últimos destaca uno de los artículos más citados sobre estudios de traducción, titulado «On Linguistic Aspects of Translation» (1959).
En dicho artículo, Jakobson divide la traducción en tres tipos básicos:
- Intralingüística.
- Interlingüística.
- Intersemiótica.
¿Quieres saber las diferencias entre estos tres grandes grupos?
Según Jakobson, la ciencia del lenguaje es incapaz de interpretar un espécimen lingüístico sin traducir antes sus signos verbales —entendidos como unidades lingüísticas que pueden ser percibidas por el ser humano mediante los sentidos, y que permite representar completamente un evento comunicativo en sus propios términos— a otros del mismo sistema, o a los de un sistema diferente. En otras palabras, no es posible estudiar una lengua sin enfrentarse a sus posibles traducciones.
Atendiendo a las palabras de Jakobson, podemos deducir que sin la traducción en sentido amplio, es imposible, por ejemplo, que una persona entienda el significado de un objeto ajeno a su propia cultura, a menos que lo traduzcamos a otros signos lingüísticos que pueda comprender. Así pues, para Jakobson existen tres maneras de interpretar un signo verbal:
Traducción intralingüística
La traducción intralingüística o «reformulación» es una interpretación de signos verbales mediante otros signos del mismo idioma. De esta manera, se puede reexpresar una palabra o mensaje mediante la utilización de sinónimos, neologismos, cambios semánticos o circunloquios que actúen con carácter explicativo.
No obstante, Jakobson advierte de que ningún sinónimo puede significar exactamente lo mismo que la palabra original, por lo que siempre hay que tener presente esa posible deficiencia de significado a la hora de realizar la traducción.
Podríamos encontrar ejemplos de este tipo de traducción en los diferentes localismos dentro del castellano, o las traducciones a las variantes del español utilizado en los países de América latina y España. También podemos verlo en las actualizaciones de textos escritos en castellano antiguo, como puede ser El Quijote, de Miguel de Cervantes, adaptado a un lenguaje más actual, o a una versión destinada al público infantil.
Traducción interlingüística
La traducción interlingüística sería para Jakobson la traducción propiamente dicha, entendida como el traslado de un mensaje desde una lengua de origen a una lengua meta.
No obstante, según el traductor José Santaemilia, «El término es, desde la perspectiva de los actuales estudios de la traducción, inexacto: en realidad, cabría hablar con mayor propiedad de «traducción intercultural»». Esto se debe a que no se puede considerar a la traducción como una mera traslación de unidades lingüísticas de un idioma a otro, sino que implica una reescritura interesada y adaptada a un contexto ideológico, cultural y sociológico diferente, al que el propio mensaje debe adecuarse. Por lo tanto, no es solo un acto de transvase de significados, sino que puede ser un auténtico acto de comunicación.
Atendiendo a esta definición, ejemplos básicos de esta traducción interlingüística serían, entre otros:
Traducción intersemiótica
Por último, Jakobson define la traducción intersemiótica o «transmutación», como una interpretación de signos verbales —código lingüístico— mediante signos de sistemas no verbales —código no lingüístico—.
Esta categoría abarca una gran variedad de sistemas de comunicación, desde las expresiones faciales y gestuales o las onomatopeyas, hasta los emoticonos en los mensajes de texto, y busca ampliar el campo de lo que se puede decir y de lo que se puede interpretar.
Esto sitúa al receptor del mensaje y a su contexto cultural en el centro, sin cuya consideración es imposible abarcar los matices de este tipo de traducción. Esto se debe a que Jakobson dota al propio «sentido» de lo que se dice con un peso específico dentro del proceso; en determinados contextos habrá que matizar el significado de ciertas expresiones y palabras para evitar la incomodidad del receptor del mensaje, por ejemplo. Así mismo, podría extrapolarse este concepto a una conversación, en la que ambos interlocutores ejercen de traductores de la comunicación verbal y no verbal de aquel que tienen delante.
Podemos aproximarnos a este concepto a través de diferentes enfoques, dando lugar a un inabarcable —y a la vez difuso— abanico de posibilidades, desde ciertos aspectos de una conversación formal, como ya hemos comentado, hasta la adaptación de un musical en un largometraje, o la transmutación de la sustancia literaria en música, danza, cine o pintura.
Sin duda, este tipo particular de traducción, del que hablaremos con más profundidad en próximas entregas, puede ser la más inexacta, pero a la vez la más fiel e ideológica, porque pretende trasladar la esencia misma del mensaje que se quiere transmitir, a través de un vector completamente diferente al verbal.
Esperemos que te haya gustado esta aproximación a los tipos de traducción categorizados por Roman Jakobson.
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