5 consejos para teletrabajar y no morir en el intento

La actual pandemia de COVID-19 producida por el coronavirus nos ha obligado a recluirnos en nuestros hogares con el fin de frenar la curva y evitar la saturación del sistema sanitario. Esto ha hecho que muchas empresas hayan tenido que replantearse por completo su funcionamiento, optando por teletrabajar como única manera posible de mantenerse en funcionamiento.

Hoy os traemos una serie de consejos que os sirvan para que la experiencia de teletrabajar sea lo más llevadera posible, minimizando las complicaciones que puedan surgir. ¿Comenzamos?

Como ya comentamos en nuestro artículo sobre teletrabajo y conciliación, solo el 13% de las empresas españolas apuestan en pleno 2020 por teletrabajar, frente al 35% de media en Europa. Esto hace que la transición hacia un sistema de trabajo telemático sea complicado para muchos empleados que no están acostumbrados a esta dinámica de trabajo.

En el sector de la traducción en general y en Zesauro Traducciones en particular, hemos apostado mucho por esta alternativa de trabajo que permite una mayor comodidad, un considerable ahorro, tanto de tiempo, como de dinero y una mejor conciliación entre vida laboral y personal. 

Sin embargo, también pueden existir aspectos negativos, especialmente si no estamos acostumbrados:

  • Menor interacción social: para quienes están habituados a un ambiente de trabajo de oficina y al contacto humano en el día a día, verse encerrados en casa puede resultar traumático.
  • Solapamiento de vida laboral y familiar: especialmente en estos momentos, en los que el confinamiento y la cancelación de las clases presenciales nos obliga a dedicar mayor atención a los pequeños de la casa.
  • Espacios no habilitados para el desarrollo de la jornada laboral.
  • Mayores distracciones: a veces es difícil de entender para el resto de la familia, que estar en casa no es sinónimo de estar disponible para cualquier cosa.
  • Reducción de la productividad: la falta de un ambiente de trabajo puede hacer que la procrastinación llame a nuestra puerta.
Aquí tenéis una serie de consejos que esperamos os ayuden a paliar estos aspectos y sobrellevar la transición de la mejor manera posible.
 

Oficina y hogar, juntos pero no revueltos

Lo más importante a la hora de teletrabajar, es delimitar un espacio destinado especialmente para el desarrollo de la jornada laboral, a ser posible fuera del dormitorio, para separar descanso y trabajo.

Si contamos con un despacho, perfecto, pero, si esto no es posible, siempre podemos acondicionar un rinconcito del salón con una mesa de oficina, para poder echarle un ojo a los más peques de vez en cuando sin distraernos demasiado.

Hay a quienes les basta con ponerse unos auriculares con música tranquila, sonidos de la naturaleza, o incluso ruidos de cafetería, cuya cadencia y monotonía permiten aislarse del entorno y focalizarse en las tareas a realizar. Si necesitas una ayuda extra, puedes utilizar un biombo o cortina a modo de separador de espacios, para conseguir un mayor aislamiento.

Por favor, no distraiga al conductor

Una de las cosas más difíciles a la hora de teletrabajar es mantener la concentración al máximo y no caer en la procrastinación. Por eso es recomendable evitar la tentación de las redes sociales.

La mayoría de la comunicación laboral suele realizarse a través de llamada telefónica o correo electrónico, por lo que bastará con deshabilitar los datos y el Wi-Fi, al menos durante ciertos periodos definidos, para evitar la tentación de perder el tiempo con Whatsapp, Instagram y derivados. 

Para conseguir esto, existe un método muy efectivo que permite, además, potenciar mucho la capacidad de concentración. Este método se denomina Técnica Pomodoro y consiste en utilizar segmentos de trabajo intensivo de 25 minutos, alternados con descansos de 5 minutos en los que distraernos, estirarnos y desconectar. Luego calculamos aproximadamente cuántos de estos segmentos (pomodoros) necesitaremos para cada tarea y nos ceñiremos a ellos. Estos pomodoros permiten conservar la atención durante períodos de tiempo mucho más asumibles y no acusaremos tanto el cansancio.

Ya os comentamos en un artículo anterior, varios recursos y aplicaciones que nos hacen más llevadera esta tarea, como Pomotodo. Animáos a probarlo. ¡Funciona!

Por otro lado, la familia debe de tener claro, y así se lo debemos explicar, que cuando estamos en horario laboral necesitamos estar concentrados en nuestras tareas y no en otras distracciones. Sabemos que esto es complicado, especialmente cuando hay niños en casa, pero en estos momentos tan difíciles, establecer desde el principio un horario de trabajo ayudará a respetar los tiempos y los espacios de cada uno, y evitará males mayores.

Marcar calendarios de tareas y un horario de trabajo, aunque sea flexible en función de nuestra disponibilidad y de cómo nos organicemos la jornada, no solo nos ayudará a separar mentalmente el trabajo de la vida familiar, sino que nos permitirá marcarnos objetivos y metas que potencien nuestra productividad.

¡Ponte traje!

A ver, traje, traje, pues tampoco, pero sí que ayuda mucho psicológicamente el conservar, en la medida de lo posible, las rutinas diarias que teníamos cuando íbamos a la oficina.

Pasando de puntillas por el peliagudo tema de la higiene personal, que puede volverse más «laxa» cuando sabemos que no saldremos de casa en una temporada (por favor, pensad en los que conviven con vosotros), el quitarnos el pijama y ponernos otro tipo de ropa para trabajar o para pasar el resto del día, sirve como separador mental de los distintos momentos de la jornada, evitando caer en el sopor y la monotonía que llegan a minar considerablemente nuestro ánimo.

No importa que sea un chándal cómodo, unos vaqueros, un traje o un vestido versallesco, si es lo que te pide el cuerpo. Pasar del pijama cuando sales de la cama puede marcar la diferencia.

Equipo, equipo, equipo

Teletrabajar en ocasiones se puede hacer muy cuesta arriba si el grado de interacción con jefes y compañeros era relativamente alta en condiciones normales. A las distracciones habituales se le puede sumar una mayor inseguridad, que desemboque en apatía, al no contar con ese apoyo.

Por eso, si tu trabajo requiere de ese tipo de contacto, es importante conservar ese grado de comunicación, siempre y cuando respetemos el tiempo y el espacio de los demás.

Para ello podemos establecer reuniones periódicas a través de videoconferencias por Skype, Hangouts o Zoom, o crear un grupo de Whatsapp o Telegram para la resolución de dudas (exclusivamente con propósitos laborales, que nos conocemos).

También puede ser útil realizar un seguimiento de tareas acabadas, en proceso o pendientes de realización. Para ello, una aplicación muy útil puede ser Trello, que nos permite llevar un control del progreso, maximizando la colaboración y la productividad. 

Mens sana, in corpore sano

Por último, pero no menos importante, debemos proteger nuestra salud.

Teletrabajar desde casa en condiciones de cuarentena, sin un horario, sin pausas para el café o sin tener que desplazarnos al trabajo, puede hacernos perder la noción del tiempo, incrementar nuestro sedentarismo y repercutir gravemente en nuestra salud en general.

Por eso es importante realizar estiramientos periódicos durante los descansos que nos hayamos marcado previamente y tratar de mantener cierta actividad física diaria, en la medida de nuestras posibilidades. Aquí tienes un artículo muy interesante con algunos ejercicios fáciles que podemos realizar en nuestro hogar.

 

Esperamos que estos consejos sobre teletrabajar y no morir en el intento os sirvan para hacer más llevadera esta nueva situación y los días de confinamiento que nos quedan por delante. 

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