Es muy habitual escuchar eso de que una traducción debe ser fiel al original. De hecho, cuando nos referimos a una traducción «libre», solemos hacerlo en un sentido peyorativo.
Sin embargo, la teoría de skopos o del escopo, no exenta de polémica, nace en Alemania a finales del s. XX para romper con esa tendencia y elevar la función de los traductores a algo más que meros mediadores lingüísticos.
¿Quieres saber a qué hace referencia la teoría de skopos y su relación con nuevas disciplinas como la transcreación y la localización? ¡Empezamos!
Para empezar, ¿qué significa skopos?
Esta teoría de traductología fue inicialmente desarrollada por los lingüistas de la escuela alemana Katharina Reiss y Hans Vermeer. Este último acuñó el término Escopo (del griego σκοπός [skopos]), que significa algo tan sencillo, y a la vez tan esclarecedor como «propósito» u «objetivo».
Así pues, esta teoría, lo que viene a decirnos, es que cualesquiera técnicas que se empleen para realizar una acción traslativa —traducción o interpretación— sobre un texto de origen hacia un texto meta, estarán condicionadas por el propósito que dicho texto meta tenga sobre el receptor del mensaje.
Esta teoría surge con el fin de paliar el déficit que sus autores consideraban que existía en las teorías de traducción imperantes en el momento, ya que no tenían en consideración el factor cultural dentro del proceso de traducción.
Para Vermeer, el propósito de la traducción en el contexto social y cultural tenía un peso específico que condicionaba todo el proceso, y podía ser de tres tipos:
- Propósito general: esto indica lo que el traductor o traductora pretende lograr a través de su trabajo de traducción.
- Propósito comunicativo: la manera en la que un texto meta ofrece una información al receptor del mismo, dentro del contexto o la situación específica para la que se está generando dicho texto.
- Propósito de estrategia: el enfoque que se le da a la traducción en función de las técnicas utilizadas. Es decir, dependiendo del rasgo que queramos resaltar de una lengua fuente, usaremos unas herramientas u otras.
El término skopos dentro de esta teoría hace referencia, precisamente, a ese propósito comunicativo dependiente del contexto.
La importancia del contexto y los factores culturales
Antes de la irrupción de la teoría de skopos, se consideraba irrefutable que, para que un texto de origen y un texto meta fuesen equivalentes, debían coincidir, tanto en sus valores pragmáticos, como en los lingüísticos, estilísticos y semánticos. Lo cierto es que, en la práctica, esto no siempre es posible, ni recomendable, si queremos que se entienda la intención del mensaje en su contexto.
La teoría de skopos surge, precisamente, para romper esta brecha entre la práctica y la teoría. Para ello, propone, entre otras cosas, que se diferencie entre equivalencia, cuando la función del texto de origen y meta se mantiene constante, y adecuación, cuando se tiene en cuenta el propósito del texto, y cómo afecta este al receptor del mensaje, cuyo contexto sociocultural puede ser —y, a menudo, es— distinto al del emisor. Al fin y al cabo, tanto la percepción, como la interpretación de un mensaje, siempre estarán condicionados por el punto de vista y la situación de los receptores del mismo.
Así, se eleva el proceso de traducción más allá del mero plano lingüístico, primando la adecuación del mensaje al contexto, y restándole peso a la equivalencia; los traductores dejan de ser solo responsables del texto de origen, nada más, sino que pasan a responsabilizarse de la relación que debe establecerse, necesariamente, entre este y las circunstancias particulares de sus receptores.
Vermeer y Reiss entienden el proceso de traducción como una acción humana, y, como tal, debe perseguir algún propósito; tener una intención, lo cual pone el foco, inevitablemente, en el receptor final del texto y a sus circunstancias específicas. En este sentido, es lógico que la teoría de skopos resalte la importancia de factores culturales, ya que asume que la lengua no es indivisible de la cultura que la envuelve.
El texto meta, denominado translatum, podría, por lo tanto, considerarse una transferencia cultural; una oferta informativa particular dirigida a un público meta con una cultura y unas circunstancias diferentes y particulares, por lo que el mensaje nunca podrá ser idéntico al de origen.
Esta visión de la traducción como un proceso tan dependiente de su contexto encaja a la perfección en nuevas disciplinas como pueden ser la transcreación, la publicidad y la localización, y entroncan con la tendencia a la internacionalización de empresas, tan presente en un mundo cada vez más globalizado.
Pero, para transmitir el mensaje adecuadamente, los traductores deben de conocer, desde el principio, la razón de ser y la función de una traducción, por parte del cliente. Toda la información pertinente debe de estar presente en el encargo, incluyendo el objetivo que persigue el texto meta —skopos— y las condiciones necesarias para alcanzarlo, desde el enfoque y las herramientas utilizadas, hasta los plazos, las formas de pago y las tarifas.
Críticas a la teoría de skopos
Parece lógico pensar que, si queremos transmitir un lenguaje en otro idioma, debemos adecuarlo a la idiosincrasia del lugar en el que se va a recibir dicho mensaje, teniendo en cuenta la función que tenga dicho mensaje. Sin embargo, la propia teoría de skopos no deja demasiado claro de qué habla cuando habla de función del texto; a veces parece que, para Vermeer y Reiss, es sinónimo de la intención subyacente en el texto, mientras que en otras ocasiones hace referencia al efecto pretendido por el mismo, a la finalidad comunicativa, o, incluso, a los medios para conseguirla. Esta ambigüedad le ha supuesto algunas críticas dentro del mundo de la traductología.
Por otro lado, el concepto de cultura que maneja la teoría de skopos puede resultar un tanto estanca; asume que las culturas de origen y meta son sistemas completamente independientes, cuyos elementos variarán inevitablemente al pasar de uno a otro, con tal de conservar la coherencia dentro del nuevo sistema. En un mundo tan hipercomunicado como el actual, con este enfoque se corre el riesgo de caer en estereotipos culturales que no reflejen adecuadamente la realidad.
Otra de las objeciones más habituales a la teoría, es que se centra en aspectos puramente pedagógicos, de formación académica y de revisión de los textos realizados. Además, deja en manos de los traductores, las estrategias a seguir para llevar a cabo la acción traslativa, sin aportar soluciones o herramientas específicas. Aunque esto podría contribuir a una mayor libertad en proceso, para algunos teóricos, esta falta de consensos y reglas, hace que esta teoría sea difícilmente aplicable en un contexto extraacadémico.
Como vemos, la teoría de skopos supuso una reformulación en el enfoque del proceso de traducción e interpretación, dándole mucha más importancia al contexto y al papel que los traductores tienen en el proceso, aunque también presenta algunas lagunas y fallos de lógica, por lo que no se ha librado de las críticas y las polémicas.
Y tú, ¿consideras que una traducción tiene que ser fiel al texto de origen o que debe de tener en cuenta el contexto del público al que va dirigido? Comparte tu opinión. ¡Te leemos!
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