¿Es importante especializarse, como traductor, en algún sector?

Al inicio de toda andadura académica se asientan las bases de una educación general por la que comprendemos el mundo que nos rodea y que nos facilitará la vida diaria. Nos alfabetizan, aprendemos a leer, a sumar, etc. A continuación, debemos encauzar desde una edad muy temprana, a veces incluso antes de ser conscientes de la importancia de nuestras decisiones, lo que será nuestra vida profesional, enfocándola hacia una trayectoria concreta y nutriéndola de los conocimientos necesarios para ser capaces de aportar la mejor calidad a lo que hacemos. A simple vista, puede parecer que el final del túnel, en esta larga carrera de fondo, es la elección de unos estudios superiores que hagan de nosotros auténticos profesionales con conocimientos muy especializados. Sin embargo, si bajamos la vista del macrocosmos de la educación al microcosmos de la realidad, vemos que cada sector, cada campo y cada ámbito se diseccionan en especialidades. Del mismo modo en el que en la medicina podemos distinguir las abismales diferencias entre la general, la podología o la pediatría, entre otras, y en la ingeniería las existentes entre la de telecomunicaciones, la informática, la de canales y puertos o la industrial; la traducción se bifurca en distintas ramas que incluyen en su conjunto toda la pluralidad de temas que puede comprender una conversación o un escrito, es decir, toda la amplitud del conocimiento (con toda la extensión que esto implica) que el lenguaje y los idiomas permiten comunicar.

Dada esta situación y si tenemos en cuenta que al delimitar el área de estudios podemos conseguir una especialización con la que se pueden lograr mejores resultados en los trabajos, ya que nuestro conocimiento del sector es mayor (ya se sabe que «quien mucho abarca poco aprieta»), no es de extrañar que los estudios de Traducción en Interpretación se hayan centrado en especializar a los futuros profesionales en diversas áreas como la traducción de textos divulgativos, científico-técnicos, económicos, jurídicos, literarios y aquellos que pertenecen al campo audiovisual (software, subtítulos,guiones…), o la interpretación de conferencias y la interpretación social, entre otras.

Al fin y al cabo, la intención de todo texto o discurso es la comunicación y cuanto más especializada es la audiencia de la misma, mayor es el nivel de exigencia que se requiere a la hora de seleccionar expresiones con las que plasmar ideas.

El conocimiento cultural y operativo, en la lengua destino, del sector en el que se trabaja no puede aportar más que beneficios al traductor: permite un mejor conocimiento de cómo funcionan las cosas, lo que tiene como consecuencia una reducción de la posibilidad de cometer errores de comprensión y falsos sentidos, facilita la fluidez de la comunicación gracias a la adaptación de la sintaxis y terminología propia de un área, disminuyendo así a su vez el número de calcos de otros idiomas, muy frecuentes en la terminología muy especializada. Todo esto no son más que algunos ejemplos.

Esta circunstancia ha dado pie a la creación de un amplio abanico de ofertas académicas que tienen la intención de crear expertos en la comunicación de materias increíblemente específicas como pueden ser la arquitectura, la ingeniería civil, la constitución de sociedades, el derecho sucesorio o las sentencias judiciales. Ya sea mediante un postgrado, un experto o un curso, los traductores tenemos hoy en día gran cantidad de posibilidades. Otros estudios instruyen en más alternativas profesionales a las que se puede acceder a través de los estudios de traducción, como todo aquello relacionado con el conocimiento de herramientas y procesos de trabajo, es decir la gestión de proyectos. De forma presencial o virtual, por parte de Institutos y Facultades, tanto nacionales como internacionales, las posibilidades de formación son prácticamente infinitas.

Ciertas personas podrían llegar a pensar que la reducción de su actividad profesional a un campo muy especializado puede afectarle negativamente dado que, en un espectro más estrecho, el número de clientes potenciales también se ve reducido y esto podría provocar una disminución de los ingresos. No obstante, la cantidad de tiempo y recursos que se emplean en la especialización pueden resultar una inversión más que rentable, dado que nuestro trabajo ofrecerá mayor calidad, aspecto este que aporta a todo profesional (de cualquier sector, y en el mundo de la traducción no es menos) un estatus preferencial y un mayor prestigio de cara al cliente. Desde luego, en Zesauro apreciamos enormemente contar con colaboradores ampliamente formados en sus respectivas materias y os animamos a ir un poco más allá en las investigaciones, ya sea mediante una oferta formativa o dando rienda suelta a vuestra curiosidad innata.

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